La reforma laboral del Partido Popular supone una profunda alteración del centro de gravedad del diseño laboral que tenía España, al situar todo el poder en manos de los empresarios. Durante sus primeros meses de aplicación, lejos de crear empleo lo está destruyendo a un ritmo vertiginoso. Además, esta reforma laboral rompe por completo la negociación colectiva y abunda sobremanera en el abaratamiento de los costes laborales y la devaluación de los salarios.