Jaime Alcaide Arranz
El elevado y creciente desempleo supone el principal desequilibrio de la economía española, siendo un fenómeno persistente, extendido y discriminatorio. El mercado de trabajo español adolece de rigidices que han motivado una serie de reformas en los últimos 30 años, con efectos limitados. Aunque sin total consenso, numerosos organismos y expertos proponen profundizar en la reducción de las rigideces y de la segmentación existente. El nuevo Gobierno ha aprobado en febrero de 2012 el RDL3/2012 que contiene medidas de reducción de costes de entrada y salida, para incentivar la contratación, y medidas de flexibilidad interna para aumentar la capacidad de adaptación y favorecer una mayor estabilidad del empleo. No obstante, son deseables medidas complementarias en otros ámbitos para superar los desequilibrios existentes.