Como consecuencia de sucesivas inmigraciones de sujetos procedentes de países con una cultura muy alejada de la nuestra, Europa se ha convertido en una sociedad multicultural. La respuesta de los sistemas de DIPr. europeos a los problemas familiares suscitados por los emigrantes ha evolucionado de la hostilidad al acogimiento de nuevos modelos familiares. A consecuencia de ello, una vieja cuestión (la determinación de la ley aplicable al estatuto personal) no sólo ha vuelto a plantearse con una virulencia insospechada, sino que además empieza a afianzarse, como punto de conexión general para resolver dicho problema, la autonomía de la voluntad conflictual.