Una pareja mixta se define generalmente como la combinación de las diferencias nacionales, culturales, raciales o religiosas. Pero estas definiciones generalmente se elaboran sólo empíricamente. Más recientemente, los investigadores han propuesto el concepto de «mestizaje», que va más allá de los factores descriptivos de la diferencia. La tradición de migración nacional francesa y la Ley de ciudadanía también ayudan a entender por qué no es fácil llegar a una definición única. Una mirada pormenorizada a la realidad estadística ilustra lo complejo que es contar el número de parejas mixtas. Las cifras difieren si se considera el matrimonio mixto como un flujo (los matrimonios nuevos cada año) o como población (número de personas que viven en una familia mixta). También varían en función de qué diferencias se tienen en cuenta �la pertenencia cultural o la nacionalidad. Muchos matrimonios entre franceses y extranjeros unen a personas que tienen la misma identidad cultural. Desde el punto de vista sociológico, el matrimonio mixto debería definirse como la combinación de las diferencias percibidas y el orden social existente y las normas. Los estudios sobre el mestizaje tratan de cómo las diferencias sociales en contacto �por ejemplo en la vida privada� influyen en las relaciones sociales y modifican la realidad social. Las parejas mixtas están involucradas en determinadas limitaciones sociales debido a la situación de migrante de por lo menos uno de los cónyuges. Por lo tanto, estas parejas necesitan tiempo para aprender a gestionar las diferencias culturales y sociales en su relación. Las diferencias entre los cónyuges, debidas a sus filiaciones sociales y culturales y a los roles de género, no están en pie de igualdad y también influyen en el proceso de hibridación transcultural, a veces incluso obstaculizándolo considerablemente.
Mixed couples are usually defined as combining national, cultural, racial or religious differences, but these definitions are generally elaborated only empirically. More recently, researchers have proposed the concept of �mixedness� which goes beyond those descriptive factors of difference. The French national Migration, Tradition and Citizenship Act also helps to show why it is not easy to reach a single definition. A detailed look at statistical realities illustrates how complex it is to count mixed couples. The figures differ if we consider mixed marriages as flows (new marriages each year) or as stock (how many people live in a mixed family). They also vary depending on what differences �cultural belonging or nationality� are taken into account. Many French-foreign marriages bring together people who have the same cultural identities. From the sociological point of view, mixed marriage should be defined as combining perceived differences and existing social order and norms. Studies on mixedness look at how socially constructed differences in contact, e. g. in private life, influence social relations and modify social realities. Mixed couples experience specific social constraints due to the migration situation of at least one of the partners, and therefore these couples need time to learn to manage the cultural and social differences in their relationship. Differences between the partners due to their cultural and social affiliations or gender roles are not equal and also influence the transcultural hybridisation process, sometimes even hindering it considerably.