En septiembre de 2008, se descubrió una fosa común cerca del aeropuerto de Dili. En ella se amontonaban los restos de víctimas del ejército indonesio de ocupación (entre 1975 y 2002), que recibió la ayuda de policías, militares y milicianos de Timor Oriental, parte de los cuales permanecen impunes. Hoy, las autoridades deben elegir entre la amnistía y la reconciliación. Y la población sigue sin comprenderlo.