El sistema español de pensiones se enfrenta a un problema de sostenibilidad financiera a largo plazo, pero todos los mecanismos que se están aplicando tienen sus límites económicos, sociales y políticos. Queda, pues, poco margen para la profundización de los caminos ensayados hasta ahora. Sin embargo, existe aún un amplio margen para incluir a las mujeres en el empleo de calidad. Esta inclusión, aparte de eliminar las ineficiencias sociales y económicas que actualmente causa la segregación femenina, aumentaría sustancialmente las cotizaciones a la Seguridad Social y la recaudación tributaria.
Las preguntas que nos planteamos en este artículo son, en primer lugar, hasta qué punto la propia organización del sistema de pensiones está directamente relacionada con la situación de exclusión de una gran parte de las mujeres; y en segundo lugar, en qué medida esa exclusión contradice los objetivos del sistema, tanto en su acción protectora como en su impacto económico. Se analiza la posición relativa de hombres y mujeres en el sistema de pensiones español. Para investigar los factores que conducen a la situación de desigualdad encontrada, se consideran los componentes que influyen en el cálculo de la pensión, relacionándolos con la situación de hombres y mujeres en el mercado de trabajo y en las tareas de cuidado. Analizamos la evolución de las pensiones y su relación con las reformas de las últimas décadas. Y, a la vista de las evidencias sobre la falta de integración de muchas mujeres en el sistema, señalamos los déficits que conlleva, tanto desde el punto de vista de la equidad como de la eficiencia.