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El referéndum revocatorio celebrado el pasado 10 de agosto en Bolivia puso aún más de manifiesto la división de los ciudadanos. El resultado fortaleció a Evo Morales, quien recibió un apoyo masivo (68% de los votos), pero también consagró a los gobernadores de la oposición, quienes vieron ampliado su respaldo. En varias regiones controladas por la oposición, se desencadenó una ola de protestas contra el Gobierno que derivó en violencia política causando la muerte de al menos 30 campesinos en el departamento de Pando cuyo gobernador fue detenido. La tensión alcanzó su punto extremo el pasado 9 de septiembre cuando Evo Morales declaró persona no grata al embajador de Estados Unidos, tras acusarlo de respaldar a los grupos opositores autonomistas.
Una Cumbre extraordinaria de los países de la UNASUR (Unión de las Naciones Suramericanas), reunida urgentemente en Santiago de Chile para tratar de la crisis boliviana aportó un apoyo político unánime al presidente Morales a la vez que le recomendó dialogar con la oposición.
