Obama es ciertamente una personalidad extraordinaria. ¡Cómo ha podido un negro, con el fondo exótico de un padre africano y con un nombre tan comprometido como el de Hussein, haber tenido la osadía de presentarse a la candidatura presidencial sin más fondo que unos años en la legislatura de su Estado y cuatro en el Senado! ¡Cómo ha podido luchar sin cejar mes tras mes tan denodadamente contra una candidatura tan bien sazonada como la de Hillary Clinton y, todavía más extraordinario, ganar la candidatura del Partido Demócrata!