En Asunción, capital de Paraguay, el 15 de agosto toma posesión de su cargo de presidente Fernando Lugo, obispo católico (suspendido "a divinis" y líder de la Alianza Patriótica para el Cambio, democráticamente elegido el 20 de abril pasado. Para hacer de Paraguay un país más justo y menos desigual, su tarea no va a ser nada fácil. Entre mil prioridades, tendrá que cambiar la Constitución, llevar a cabo una reforma agraria, enfrentándose a los poderosos latifundistas, y renegociar con Brasil los acuerdos sobre la presa de Itaipú para conquistar la soberanía energética. Sólo así Paraguay entrará en una nueva era.