El próximo 15 de agosto, día de Nuestra Señora de la Asunción, patrona del país, el ex obispo Fernando Lugo, vencedor de las elecciones del pasado 20 de abril, tomará posesión del cargo de presidente de Paraguay. Esta fecha marcará un cambio histórico pues pondrá fin a la hegemonía política del Partido Colorado, una de las más largas jamás ejercidas por un partido sobre un Estado. Para América Latina, la victoria de Lugo es también una nueva prueba de que los vientos de la historia están soplando en la dirección del progreso. Por primera vez, desde la época de los Libertadores, hace dos siglos, la izquierda domina casi completamente (Colombia es la excepción) el subcontinente. Como Venezuela, Bolivia, el Ecuador y otros países, Paraguay tiene que recuperar decenios de atraso en muchos sectores. Las urgencias son múltiples. El camino que debe recorrer Fernando Lugo no será fácil.