Cientos de personas murieron durante los violentos acontecimientos tras la reelección, manifiestamente amañada, del presidente keniano Mwai Kibaki a finales de diciembre de 2007. En estas revueltas, reprimidas con gran severidad por la policía, el factor étnico sólo era un mero instrumento más, que las dos partes habían urdido. En realidad, la crisis se fundamenta en razones de orden político y económico. Tras el fracaso mediador del presidente de la Unión Africana John Kufuor, toda la atención se centra en el intento de Kofi Anan, el 22 de enero, de sentar a negociar al Jefe del Estado y a la oposición.