Las elecciones legislativas del próximo 8 de enero se desarrollarán bajo gran vigilancia pese al cese del estado de emergencia decretado el 15 de diciembre por el presidente paquistaní Pervez Musharraf. Tras la fachada de conflictos políticos y de múltiples atentados realizados por grupos extremistas, el Estado Mayor está decidido a conservar el control del poder. Y más cuando el ejército ha adquirido, en el curso de los últimos años, un papel económico creciente del que los oficiales superiores obtienen importantes beneficios a los que no están dispuestos a renunciar.