El Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), tras su espectacular victoria en las elecciones legislativas del pasado mes de julio, se ha lanzado a una profunda reforma de la Constitución. Y ello tropieza, por una parte, con la voluntad del ejército de mantener su hegemonía y, por otra, con las dividiones existentes en la sociedad en lo concerniente a la definición de nacionalismo y de laicidad. El agravamiento de la crisis kurda a finales de 2007 brinda a los militares la ocasión de reafirmar su poder frente al nuevo presidente Abdulá Gül.