Una de las causas por las que se critica a la democracia española actual consiste, a juicio de muchos, en los defectos que se atribuyen a la vigente ley electoral. El hecho de que no permita una representación igualitaria y de que los pequeños partidos nacionalistas posean un peso completamente excesivo en la política española es la reivindicación que más se escucha a este respecto. De este modo, el autor examina en este artículo los orígenes y el desarrollo de la normativa electoral, proponiendo algunas reformas, pero con la advertencia de que la ley electoral se puede reformar en sus aspectos accesorios con facilidad, pero resulta casi imposible hacerlo en su núcleo fundamental.