Los partidos políticos son una pieza central de la democracia. De ahí que su mayor o menor vigor y credibilidad política afecten a la vida democrática en su conjunto. En este sentido, el perfeccionamiento de la participación democrática en el interior de los partidos puede ser una de las vías más fructíferas y eficaces para lograr una regeneración y potenciación de la democracia. Lo que permitiría una mayor capacidad de atracción e implicación de muchas de las personas que ahora tienden al retraimiento político.