Sin duda, las condiciones históricas actuales hacen que al docente le resulte particularmente difícil situarse en el punto justo entre el autoritarismo y la ausencia de autoridad. Muchas de las situaciones cotidianas ponen de manifiesto un cambio respecto al consenso social que otorgaba al docente, de manera incuestionable, la función de autoridad. Por el contrario, nos encontramos muy a menudo con que su lugar como autoridad legítima, esto es, como persona reconocida dentro de las normas y valores aceptados por el conjunto, se ve sometido a un constante ejercicio de legitimación. El desafío de construir un vínculo necesariamente asimétrico que pueda dar lugar tanto a la instalación de la relación pedagógica como a la libertad del otro no es una cuestión de fácil resolución. Se trata de un problema complejo en el que intervienen múltiples factores, muchos de los cuales exceden la configuración escolar aunque la impliquen. Entre ellos, abordaremos la incidencia que tienen las transformaciones del papel del adulto, el surgimiento de nuevas subjetividades adolescentes y el predominio de algunos valores en la construcción de la legitimidad de la autoridad en el contexto actual de crisis de los supuestos de la modernidad. Estas transformaciones hacen evidente que el modo tradicional de construcción de la autoridad está en entredicho y que debemos elaborar otras formas de concebirla, más acordes con las necesidades de la escuela y de la realidad. En este marco, pensar en indicaciones abstractas que respondan a una manera de construcción única al margen del contexto escolar en que vive cada institución no es una tarea realista ni productiva. De todas maneras, no es posible pensar esta relación sobre la base de esfuerzos individuales aislados y al margen de un trabajo institucional de la escuela y de todo lo que esta instituye.
Current historical conditions certainly make it particularly difficult for teachers to find the sweet spot between authoritarianism and the absence of authority. Many everyday situations illustrate how social consensus, which used to place teachers unquestionably in a position of authority, have changed. Teachers are now very often called upon continually to justify their place as a legitimate authority, i.e., someone who is recognized within the norms and values accepted by all. The challenge of the teacher is the challenge of building a link that, a) is of necessity asymmetrical, and b) affords a way of establishing a pedagogical relationship while allowing the freedom of the other. This is not an easily resolved issue; it is a complex problem involving many factors, many of which reach beyond the school setting, although the school setting may well be involved. This paper concerns such factors. It addresses the impact of changes in the role of the adult, the emergence of new, adolescent subjectivities and the prevalence of certain values in building the legitimacy of authority in today�s context, where the tenets of modernity are in crisis. These transformations make it clear that the traditional way of building authority is on shaky ground, and other forms of conceiving authority, more in tune with the needs of schools and today�s reality, must be created. In this context, it is neither realistic nor productive to devote thought to abstract guidelines and a single blueprint designed outside the context of each school. Still, the relationship at issue cannot be considered on the basis of isolated, individual efforts made outside the institutional work of the school and all that it establishes.