Günther Maihold
La capacidad del narcotráfico para atravesar fronteras y diversificar su actividad ha creado un problema transnacional imposible de abordar con políticas nacionales. El crimen organizado sobrevive también debido a su enquistamiento en las estructuras del Estado.
Transcurrida una década desde el 11 de septiembre de 2001 se puede constatar un cambio en la percepción de las amenazas en América Latina. Mientras en el momento de los atentados existía la preocupación por un posible acto terrorista en o desde la región latinoamericana, hoy esa idea se ha desvanecido, y ha surgido el temor más cierto a que el crimen organizado se conviertan en una amenaza real para los Estados de la región. En muchos de ellos, las instituciones y el monopolio de la violencia por parte del Estado se encuentran minados por la corrupción de funcionarios y estructuras paralelas de poder.