La economía sumergida tiene como causa principal el egoísmo de quienes trabajan y/o de quienes dan trabajo a otros. También es causa del fenómeno la extrema necesidad de quienes solo pueden trabajar sin asumir costes elevados de producción y, en mucha menor medida, la tercera causa de este fenómeno social se encuentra en la ignorancia de las leyes, cada vez más complejas por cierto. Las recientes medidas adoptadas por el Gobierno son simples arañazos superficiales a una realidad social hondamente arraigada, por lo que su inocuidad es la crónica de un fracaso anunciado.