Mientras que el coaching ejecutivo se ha ganado un lugar en la agenda de muchos ejecutivos de línea y profesionales de RR.HH., poco se sabe en cuanto a su difusión, uso y resultados. Con el estudio por los autores, se busca dar un primer paso para llenar este vacío, con la esperanza de contribuir a la mejora de su práctica en las empresas de la región. Hallaron que en poco tiempo, el coaching ejecutivo llegó a una difusión de 84,6% en las empresas de su muestra. El uso del coaching ejecutivo se concentra principalmente en la alta dirección y los empleados de alto potencial, y tiene por objetivo contribuir a la mejora de la performance del coacheado o al desarrollo de capacidades específicas. A partir de la diferenciación entre empresas que obtienen buenos resultados de las intervenciones de coaching que organizan y las que no, los autores llegan a dos importantes conclusiones.
Primero, no existen diferencias significativas en la organización y la estructura de los procesos de coaching. Desde los criterios usados para seleccionar el coach, pasando por la duración de sesiones y procesos, hasta las redes de soporte al coacheado, en ninguna dimensión hay diferencias que expliquen variaciones importantes en el desempeño.
Segundo, las variables del contexto organizacional tienen un fuerte impacto. Por lo tanto, es necesario preparar la organización antes de iniciar intervenciones de coaching mediante tres pasos: aclarar su propósito a partir de argumentos de negocio, desarrollar habilidades de coaching y difundirlo desde la alta dirección hacia el resto de la organización.