Yochai Benkler
Durante generaciones hemos operado sobre el supuesto de que los seres humanos son fundamentalmente egoístas y, por ende, hemos construido sistemas y organizaciones alrededor de incentivos monetarios, recompensas y castigos. Eso no siempre ha funcionado muy bien.
Ahora la marea está empezando a cambiar. En campos como la biología evolutiva, psicología, sociología, ciencia política y economía experimental, los investigadores están viendo evidencia de que los seres humanos son más cooperadores y se comportan en forma mucho menos egoísta de lo que hace tanto tiempo venimos asumiendo.
El éxito alcanzado por ofertas colaborativas como Wikipedia, Craigslist, Facebook y el software de código abierto, tiene una base científica. Decenas de estudios han identificado sistemas cooperativos muy exitosos, los cuales suelen ser más estables que aquellos que funcionan sobre la base de incentivos. Además, los investigadores han descubierto evidencia neuronal y, posiblemente, genética de una predisposición humana a cooperar. La evolución puede favorecer a las personas que colaboran y a las sociedades que incluyen a dichos individuos.
A las organizaciones les iría mejor si nos ayudaran a comprometernos con nuestros sentimientos generosos en lugar de suponer que sólo nos impulsa el interés propio. Podemos construir sistemas colaborativos al incentivar la comunicación, asegurar que las demandas por contar con una comunidad sean auténticas y fomentar la solidaridad siendo justos y apelando a las motivaciones intrínsecas de las personas.