A inicios de 1992, la economía global entró en una nueva fase marcada por la proliferación de acuerdos comerciales regionales y por la consolidación de tres bloques regionales principales: la Unión Europea, el Área de Libre Comercio de América del Norte y la Región Asiática del Pacífico. En la región del Pacífico, el bloque norteamericano ha perdido progresivamente competitividad ante el bloque asiático, modificando substancialmente las condiciones en las que se había desarrollado hasta hace poco el continente americano.
Para los gobiernos de los países latinoamericanos, la nueva situación exige buscar nuevas respuestas que les permitan encontrar mecanismos de concertación con sus contrapartes asiáticas, para evitar una competencia comercial a todas luces contraproducente para América Latina.