El comercio electrónico constituye una actividad contractual en auge, que, sin embargo, no termina de despegar y de consolidarse. Esto dificulta que dicha forma de contratación se convierta en una alternativa tanto o más atractiva que la adquisición de carácter presencial de bienes o servicios. Entre las causas que explican este fenómeno se encuentran la falta de confianza, seguridad y privacidad o confidencialidad electrónicas de los usuarios. Para atajar este problema, los signos que acrediten la adhesión de una empresa a un código de conducta pueden resultar de gran ayuda.