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El escenario laboral peruano se vio sacudido por la violencia armada de Sendero Luminoso durante la década de los ochenta y el primer lustro de los noventa, dando como resultado el asesinato de decenas de sindicalistas y empresarios, además de la destrucción de empresas y maquinarías, con graves pérdidas económicas para el país. Una interpretación simplista de los hechos atribuye como único causante de la violencia a Sendero Luminoso, obviando que el mundo laboral peruano previo a su irrupción ya se caracterizaba por altos niveles de conflictividad. Podemos mencionar las siguientes características: El discurso del sindicalismo clasista que reivindica el enfrentamiento radical contra el empleador; El antisindicalismo empresarial que dirige de manera autoritaria los centros de labores y rechaza cualquier reivindicación de los trabajadores; La inoperancia del rol tuitivo del Estado en la relaciones laborales, donde el aparato estatal es más propenso a los requerimientos de los empresarios en vez de cumplir su rol arbitral. Estos son factores claves que deben ser tomados en cuenta al estudiar este período de las relaciones laborales peruanas. En realidad, lo que hizo Sendero Luminoso es atizar la violencia que ya existía en el mundo laboral para conducirlo a sus extremos.
