El concepto de oficina ha cambiado de forma radical en los últimos años. Anteriormente los espacios eran rígidos y no se tenía en cuenta la comodidad de los trabajadores y mucho menos su salud. En la actualidad, el trabajo de oficina presenta unas particularidades específicas en cuanto a la salud laboral, como son los problemas posturales, visuales y psicosociales y que están relacionados directamente con los equipos (mobiliario y sistemas informáticos), el entorno y con la organización del trabajo. Para poder prevenir estos riesgos es necesario que se utilicen en esos entornos elementos saludables, adaptados a las necesidades de los usuarios y las características de las tareas que se van a desarrollar. En este sentido cobra una especial importancia el mobiliario de oficina. La apuesta por el diseño, la calidad y la ergonomía, han sido claves en esa transformación. Este tipo de mueble ha pasado de ser sólo un objeto funcional a convertirse en una pieza clave en el desarrollo del espacio de trabajo, e incluso en la mejora de la productividad de las empresas.