En la primera parte que se publicó el pasado mes, se analizó cómo la salud del trabajador puede abocar en una ineptitud para la realización de las funciones de su puesto de trabajo y se plantea la cuestión de si, en estos casos, el empresario viene obligado a aplicar el principio preventivo básico de adaptar el puesto de trabajo al trabajador o puede despedir legítimamente al mismo. En este segundo capítulo, se centra en la negativa del trabajador de accionar los procedimientos de la Seguridad Social, concretamente, se cuestiona que sucede cuando las tareas del trabajador sean livianas y/o disfrute de unas condiciones ventajosas, a las cuales no quiere renunciar, y se niegue a solicitar la baja por incapacidad temporal o a instar directamente el procedimiento de declaración de incapacidad permanente. Otro punto de reflexión, gira en torno al supuesto específico de no superación de reconocimientos médicos y al tratamiento que deben recibir estos casos dependiendo de si estas pruebas sanitarias vienen establecidas por la ley o impuestas por un convenio colectivo. Asimismo, analiza la ineptitud cuando viene provocada por el acoso psicológico en el trabajo o mobbing, en estos supuestos, según la opinión del autor, si se legitimase el despido provocado directa o directamente por el entorno o ambiente laboral, desembocaría en situaciones que darían la espalda a la jurisdicción vigente.