Jerónimo Molina Herrera
A lo largo de la ya dilatada trayectoria de esta Colección de Estudios, puede decirse que, a partir del criterio original de apostar por la reflexión pausada y el diálogo entre diferentes perspectivas acerca de la sociedad y la economía actual, han ido conformándose dos líneas editoriales en apariencia divergentes, pero en el fondo complementarias. En los sucesivos volúmenes de Mediterráneo Económico se han combinado, por tanto, los estudios sectoriales (como los dedicados a la cadena agroalimentaria, al universo de las finanzas o a la Economía Social), con las reflexiones más transversales sobre diversos aspectos de nuestra realidad (como la tradición de pensamiento económico mediterráneo, el proyecto de construcción europea o la configuración de nuestro sustrato cultural común). Partiendo de esa premisa, no deja de ser cierto que, como no podía ser de otra manera, los efectos de la actual crisis económica están dando argumentos suficientes como para llenar varios números monográficos. Así ha ocurrido con el anterior volumen, dedicado a las perspectivas de futuro de la economía española, y así sucederá en un futuro próximo. Para este número 17, hemos decidido centrarnos en uno de los aspectos fundamentales que, sin duda, nos ayudará a afrontar los retos necesarios para superar la actual coyuntura negativa: la innovación. Un concepto que, aunque a priori pudiera aparentar ser susceptible de múltiples y difusas definiciones, a lo largo de las páginas que siguen el lector podrá comprobar cómo la mayoría de los autores coinciden en señalar que lo relevante de cualquier innovación reside en el cambio, basado en la aplicación de conocimiento, que aporta valor. Una visión que, en primera instancia, procede de las aportaciones del prestigioso economista austríaco Joseph A. Schumpeter, reelaborada posteriormente por todos aquellos investigadores que se han preocupado de los determinantes del crecimiento y del desarrollo económico.