Tina Tordjman-Nebe
La investigación en el campo interdisciplinar de los estudios fronterizos y en psicología social sobre las relaciones intergrupales ha obtenido resultados inconcluyentes respecto al etnocentrismo en tales zonas. ¿Funcionan las fronteras principalmente como pasos que originan el contacto y el reconocimiento de semejanzas entre "nosotros" y "ellos", en última instancia conduciendo a un hibridización de identidades? ¿O más bien la vida en una frontera incita a la diferenciación y a la hostilidad entre grupos vecinos? Contrastando opiniones femeninas y masculinas, este artículo analiza cómo cien adolescentes en Algeciras (en el sur de España) sienten la presencia del marroquí "el otro" en sus espacios vitales. A través de grupos de discusión, un cuestionario y juegos de asociación de palabras, obtuvimos las representaciones sociales de los jóvenes sobre sus vecinos marroquíes. Por medio de una perspectiva metodológica mixta hemos analizado estas representaciones desde una perspectiva meso (o grupal), encontrando que los niveles y el modelo de hostilidad hacia marroquíes son sorprendentemente diferentes entre chicos y chicas.
Research in the interdisciplinary field of borderstudies and in the social psychology of intergroup relations has come to inconclusive results with regards to ethnocentrism in borderlands. Do borders function primarily as passageways that foster contact and the recognition of similarities between "us" and "them", ultimately leading to a hybridisation of identities? Or does life at a border rather incite differentiation and hostility between neighbouring groups? By contrasting female and male voices, this paper investigates how 100 adolescents in Algeciras (Southern Spain) make sense of the presence of the moroccan "Other" in their life-spaces. Via focus group interviews, a questionnaire and word association games, we captured the young people's social representations of their Moroccan neighbours and analysed these from a meso- or group-level perspective using a mixed methods approach. We find that levels and patterns of hostility towards Moroccans are strikingly different between boys and girls.