El incremento inusitado de actos de delincuencia organizada cometidos frente a la costa de Somalia, en aguas bajo su soberanía o jurisdicción y en alta mar, ha despertado el interés internacional por la situación que atraviesa ese país, calificado unánimemente desde hace tiempo como un Estado fracasado. Es obvio que ese fenómeno de delincuencia organizada es una consecuencia más, entre otras, de la situación de fracaso del Estado somalí. El caso de Somalia, en el contexto de otros dos casos dignos de estudio, como los de Afganistán y República Democrática del Congo, nos proporciona la posibilidad de enriquecer el debate sobre la noción de Estados fracasados y sus consecuencias para el DI.
En cuanto a la noción, interesa subrayar que hay consenso sobre su elemento nuclear, a saber, la desaparición de la organización política o gobierno, que se encarga de cumplir las funciones del Estado en el orden interno y en el internacional. Los politólogos y constitucionalistas han insistido en las consecuencias de orden interno. Nos corresponde destacar las de orden internacional; esto es, la incapacidad del Estado fracasado para cumplir y hacer cumplir sus obligaciones internacionales con carácter general, no sólo en el ámbito de la protección de los derechos humanos y del DI humanitario, como suele destacarse; aunque en relación con esto, en la práctica estudiada se comprueba también el papel que los conflictos armados internos desempeñan como circunstancia coadyuvante principal en el proceso que conduce a una situación de fracaso.
Ahora bien, el DI no ha previsto hasta ahora mecanismos de revisión del estatus de un Estado fracasado. Es más, la estructura institucional del ordenamiento ha reaccionado de forma conservadora, limitándose a estabilizar y sostener a dichos Estados, sin alterar la formulación y la praxis de los principios básicos de soberanía e integridad territorial, no intervención y prohibición del uso de la fuerza. En otros términos, el estatuto internacional del Estado está blindado y a prueba de su propio fracaso. El sistema internacional mantiene la centralidad del Estado soberano, recurriendo sólo a medidas que alivien la sintomatología y atenúen los efectos más graves del fracaso de un Estado en su entorno regional y en el sistema universal. Por otra parte, esta clase de desafíos sirven para que se robustezca la estructura institucional del ordenamiento internacional contemporáneo; en este caso, mediante un proceso incipiente de externalización y regionalización del sistema de seguridad colectiva en África, que no tiene por qué conducir a su fragmentación y desregulación.
The unusual increasing levels of organized criminal acts off the Somali coast, namely in sovereign waters, in waters under Somalia's jurisdiction and also in the high seas, raised the international interest in this country which was long time ago characterized as a failed State. This phenomenon is only one of the multiple consequences that a failed State may face. The case of Somalia, in the context of two other noteworthy cases, i. e. Afghanistan and DR Congo, provides the possibility to enrich the debate on the notion of failed States and its consequences vis a vis international law.
The notion of "failed State" reached a general consensus with respect to its central element, that is to say, the disappearance of the political organization in charge of the implementation of the State functions, in the domestic area as well as in the international field. We must point out those elements belonging to the international order, such as the incapacity of a failed State to comply with its international obligations, not only in relation to the protection of human rights and to the international humanitarian law, as is commonly stressed, but in general terms.
However, so far, the international law has not provided for some mechanisms to change the status of a failed State. Furthermore, the institutional legal framework has reacted in a conservative way in the sense that it put the focus on the stabilization of those States without changing the praxis relating to the following fundamental principles: sovereignty, territorial integrity, non intervention or the prohibition of the use of force. Otherwise, the international status of the State is shielded from its own failure.
L'incrémentation inusitée des actes de criminalité organisée dans la côte de la Somalie, les eaux sous la souveraineté ou la juridiction de l'Etat ainsi que dans la haute mer, a mené à un plus grand intérêt international envers ce pays qui a été caractérisé depuis long temps comme un État failli. Ce phénomène n'est qu'un des multiples conséquences de la situation de faillite. Le cas de la Somalie, dans le contexte d'autres deux cas méritant aussi une étude approfondie, c'est àdire, l'Afghanistan et la République Démocratique du Congo, apporte largement au débat de la notion de l'État failli et ses conséquences sur le droit international.
La notion de l'État failli a obtenu le consensus en ce qui concerne un élément central, à savoir, la disparition de l'organisation politique ou gouvernement, qui est en charge de l'accomplissement des fonctions de l'État dans l'ordre interne ainsi que dans l'ordre international. Nous devons souligner celles de l'ordre international, comme l'incapacité de l'État failli d'accomplir ses obligations internationales non seulement dans le champ de la protection des droits de l�homme et du droit international humanitaire mais aussi sur un plan général.
En fait, le droit international n'a pas prévu la création des mécanismes de révision du statut d'un État failli. De surcroit, la structure institutionnelle de l'ordre international a réagie d�une manière conservatrice dans le sens que l'accent a été mis sur la stabilisation de ces États, sans changer la formulation et la pratique des principes fondamentales comme la souveraineté, l'intégrité territoriale, la non ingérence ou la prohibition de l'usage de la force. Autrement dit, le statut international de l'État s'est blindé contre son propre faillit.