La reforma del Código Penal conforme a la LO 5/2010, de 22 de junio, se nos presenta quizá como la más ambiciosa hasta ahora, únicamente comparable a la que aquél experimentó en su día con la LO 15/2003, de 25 de noviembre. Pero cabe temer que tampoco a partir de ahora bajará mucho el ritmo de las reformas. Seguiremos calafateando un navío que envejeció demasiado pronto, en parte por los defectos que arrastra desde su botadura y, en parte también, por nuestra tendencia a utilizar el Derecho Penal �pese al principio de intervención mínima� para satisfacer demandas ciudadanas más o menos coyunturales. A continuación, se recogen algunos ejemplos de reformas muy discutibles por lo que tienen de improvisación y mala técnica jurídica.