En este artículo el autor sostiene que los resultados de las elecciones del 12 de marzo de 2000 cuestionan el saber convencional sobre el electorado español, según el cual España es mayoritariamente de centro-izquierda, el PP tiene un techo electoral relativamente bajo, el PP jamás podrá gobernar sin el apoyo de CiU y / o el PNV, la derecha española inspira miedo, en España no hay lugar para el bipartidismo, el programa común de la izquierda garantiza el triunfo de ésta y que se mantiene el voto ideológico o ideológicamente motivado. El autor revalida este saber convencional defendiendo que ante el electorado los medios de comunicación son decisivos, las campañas electorales cuentan con el voto de los electores, el nacionalismo español paga y que la renovación y la unidad del partido y del proyecto son una ventaja