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La estructuración territorial del Estado es un asunto de suma importancia. Los modelos de organización básicos, federales y unitarios (centralistas) se complementan de otras numerosas formas donde coexisten matices muy diferentes. La geografía, con su capacidad de analizar el territorio, puede aportar su punto de vista al respecto. En España se ha dado un cambio radical, al pasar de un modelo centralizado, a otro regional; sin embargo, algunas regiones disfrutan de competencias superiores a las de los Estados federados. Todo eso se ha realizado a partir de la Constitución de 1978. Pero dentro de ese proceso, en curso de consolidación, se advierten apreciables disarmonías. Las tendencias disgregadoras vienen por la presencia de corrientes nacionalistas radicales y excluyentes, en algunas regiones; eso amenaza la convivencia acordada en el texto constitucional
