Mario Salvatierra Saru
Europa significó la consumación del Espíritu Universal, es decir, el lugar donde se realizaría la reconciliación de la diferencia, la emancipación social y política, el logro de la autonomía plena. Esa promesa, sin duda, se ha fracturado mas no ha muerto. Aún es posible construir la universalidad pero no ya desde el logos ilustrado, sino desde lo excluido por la Ilustración. Capitalismo y globalización nos enseñan que es imposible la universalización de una buena vida para todos, que la exclusión social y / o política son consubstanciales al sistema. Hay que pensar, por tanto, la universalidad desde otro ángulo: desde la marginalidad, desde la diferencia y desde el sufrimiento