La tecnología RFID está presente en muchos ámbitos de la vida cotidiana: son las etiquetas que se ponen en las prendas de ropa para evitar robos; se utiliza para catalogar libros en las bibliotecas, controlar el acceso a recintos, para el pago automático de peajes, la identificación electrónica de mascotas, etc� Pero al margen de sus ventajas, esta tecnología puede representar un riesgo para la privacidad de las personas, puesto que un acceso malintencionado a estas etiquetas podría permitir el rastreo de una persona, así como la elaboración de un perfil con sus gustos y aficiones, a partir de sus compras.