Bill Drayton, Valeria Budinich
El sector ciudadano, compuesto por millones de grupos en todo el mundo que intentan abordar necesidades sociales clave, es percibido desde hace tiempo como ineficiente y carente de personal. Pero ha crecido y madurado en las últimas tres décadas, dicen los autores, ambos de Ashoka: Innovators for the Public. Las organizaciones del sector ciudadano (OSC) están atrayendo a líderes talentosos y creativos ysu trabajo está cambiando el juego en sectores clave como la energía y la salud. Las empresas con fines de lucro hoy tienen la oportunidad de colaborar con las OSC para crear nuevos mercados que lleguen a las 4.000 millones de personas que siguen siendo excluidas de la economía formal en el mundo.
El poder de estas colaboraciones descansa en las fortalezas complementarias de los socios: las empresas ofrecen escala, experticia en fabricación y operaciones y financiamiento. Los emprendedores sociales ofrecen menores costos, redes sociales sólidas y un profundo conocimiento de los clientes potenciales y sus comunidades. Los autores llaman a este marco la cadena híbrida de valor. En un ejemplo, Colcerámica, un fabricante colombiano de cerámicas para cocinas y baños, colaboró con la organización de derechos humanos Kairos, la que reclutó y gestionó una fuerza de ventas de mujeres que estaban sin empleo para llegar al mercado de bajos ingresos. Al cabo de tres años las ventas crecieron a cerca de US$ 12 millones; mejoraron las condiciones de vida de más de 28.000 familias; y 179 vendedoras ganaban cada una US$ 230 al mes.