La financiarización de las economías capitalistas avanzadas durante las últimas tres décadas representa la expansión en la esfera de la circulación, mientras la esfera de la producción ha continuado enfrentándose a dificultades en el crecimiento de la rentabilidad y la productividad. En el transcurso de la financiarización las relaciones entre el capital industrial/comercial, los bancos y los trabajadores se han reconfigurado en perjuicio de estos últimos. El sector financiero ha conseguido extraer beneficios directamente del capital industrial/comercial y de los salarios, un proceso denominado «expropiación financiera». Las instituciones financieras se han hecho adeptas a la obtención de beneficios procedentes de la intermediación de transacciones en mercados financieros abiertos, esto es, la banca de inversión. La combinación de la expropiación financiera y la banca de inversión son los catalizadores de la crisis que comenzó en 2007.