Las relaciones entre los poderes político-militares y la información transmitida por los medios de comunicación han cambiado a la misma velocidad vertiginosa a la que, durante el siglo XX, evolucionaron las técnicas y las coberturas informativas. La censura se inició en la Guerra de Secesión norteamericana, pero después el círculo de control se abrió desde la Guerra hispanoamericana de Cuba y Puerto Rico, hasta la Guerra del Golfo de 1991 y los ataques terroristas del 11-S. Lo que empezó como un asunto abierto en la Guerra de Cuba �la práctica inexistencia de censura� evolucionó sinuosamente a través de las relaciones del estamento político-militar de Estados Unidos y la información suministrada por, para y desde sus medios de comunicación, para cambiar desde la aparición de la propaganda como tal en la Primera Guerra Mundial a la simbiosis casi total entre unos y otros en la Segunda gran contienda, siguiendo con las primeras divisiones registradas al final de ésta y en Corea, que se convirtieron en un divorcio total a raíz de Vietnam, que fue seguido del nuevo cierre del círculo con el control pretendidamente total de la información y los medios impuesto por el Pentágono en la Guerra del Golfo contra Irak y que fue refrendado, ya tras el 11-S, en Afganistán.