El Convenio Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático tenía como objetivo lograr la estabilización de las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera a un nivel que impida interferencias antropógenas peligrosas en el sistema climático, resaltando que dicho nivel debería alcanzarse en un plazo suficiente para permitir la adaptación natural de los ecosistemas, asegurar que la producción de alimentos no se vea amenazada y permitir un desarrollo económico sostenible