Para promover el espíritu empresarial y la competitividad, mejorar el acceso de las pequeñas empresas a los mercados y preparar a las pyme para la globalización, la Unión Europea ha contribuido muy favorablemente con una política de apoyo, mejora y simplificación de las condiciones para la creación de estas empresas de pequeña dimensión, reduciendo sus costes y flexibilizando las actividades administrativas. Para ello se han adoptado, entre otras, una serie de medidas de carácter fiscal que tienen por finalidad recompensar el éxito de las empresas debutantes, facilitar su expansión y acceso a la inversión externa, mejorando la posición competitiva de las mismas en el mercado, así como reduciendo la carga que representan las cotizaciones de impuestos durante un cierto periodo inicial. En nuestro país la creación de la �sociedad limitada Nueva Empresa�, al amparo de la Ley 7/2003, de 1 de abril, por la que se modifica la Ley 2/1995, de 23 de marzo, de Sociedades de Responsabilidad Limitada, ha supuesto una nueva forma social para empresarios autónomos y aquellos emprendedores que quieran comenzar un proyecto empresarial recortando plazos y simplificando formalidades, al tiempo que pueden obtener ventajas fiscales y económicas, como se analizará a lo largo de este trabajo.