El Tribunal Constitucional Federal alemán lleva sufriendo durante décadas una gran sobrecarga de asuntos que sitúa su actividad lejos de ser totalmente satisfactoria. Esta sobrecarga es ocasionada por la continua avalancha de miles de Verfassungsbeschwerden planteadas cada año. Para solucionar esta situación, tanto el Legislador alemán como el mismo Tribunal Constitucional han adoptado una serie de medidas. Algunas de ellas, como el Registro General y el trámite de admisión de la Verfassungsbeschwerde, han contribuido a mejorar la situación, pero no a solucionarla. Tras medio siglo de reformas, el margen de maniobra sobre la Verfassungsbeschwerde se ha agotado. Sin embargo, aún sigue presente la solución propuesta por la Comisión Benda y hasta ahora rechazada: la admisión discrecional de la Verfassungsbeschwerde.