El presente artículo analiza la evolución que ha vivido Afga - nistán desde el derrocamiento de los talibanes, dedicando una atención especial a los acontecimientos que han tenido lugar en 2007, un año complejo, en el que ha aumentado la sensación dual de que se perciben ya algunos logros de la presencia internacional, y que sin embargo, el país sigue es - tando lejos de estabilizarse, sometido a nuevos retos de carácter interno, como la consolidación de facciones cada vez más enfrentadas en el sí de las instituciones afganas, la im bricación de los insurgentes talibanes con los señores de la guerra y los traficantes de estupefacientes, o la inestabili - dad comunicante con las regiones fronterizas de Pakistán.
En este escenario convulso, la presencia internacional es vi - tal para el mantenimiento del nuevo régimen vigente en el país, así como para brindar la es peranza de la recuperación a la población que habita un país asolado por la guerra, y de los más pobres del mundo. Es paña se ha implicado ya des de 2001 y de manera creciente, en el pro - ceso de reconstrucción de Af - ganistán bajo el mandato de las Naciones Unidas. España desa - rrolla principalmente su acción política en Kabul, a través de la nueva Embajada española, así como en las provincias de Herat y Badghis, donde se concentra el grueso del despliegue militar y de cooperación. Se trata pues de una estra tegia integral, que presta una atención especial a la dimensión so - cial de la reconstrucción, así como a la capacitación institucional y a las mejoras en la calidad de vida de los afganos.