Carmen Quiñones Rubio
La patología vocal ha sido considerada durante mucho tiempo como una enfermedad propia del profesorado, de hecho se la denomina "la enfermedad del maestro" y eran éstos los que tomaban medidas para corregir y prevenir las anomalías laríngeas que su profesión causaba. Actualmente, éstas no son exclusivas de una determinada profesión sino que en cualquier trabajo se pueden sufrir alteraciones vocales que deriven en patologías laríngeas más o menos graves. La tecnología ha contribuído a ello, con la aparición de grandes equipos sonoros, amplificadores y auriculares; la utilización masiva del teléfono, móviles y manos libres; así como el aumento del ruido en bares, cafeterías y en las ciudades... Todo ello, unido a un ritmo de vida estresante, ha provocado un esfuerzo vocal excesivo que desemboca en patologías que han de tratarse adecuadamente.