Se pasa revista a las medidas laborales que una empresa puede poner en juego para afrontar situaciones económicas difíciles, con especial atención a las cláusulas de descuelgue salarial. El fracaso práctico de esas y otras instituciones lleva a un abuso del despido disciplinario sin causa, convertido en atípico modo de ajustar plantillas. Se concluye criticando tanto las rigideces expuestas cuanto el deseo de rebajar la indemnización de 45 días, que no es propia de los despidos causales sino de los arbitrarios.