Tras la crítica realizada en una columna anterior, se proponen en ésta los puntos fundamentales para una reforma de nuestro régimen legal del despido. La reforma debe partir de un cambio en la regulación de los despidos económicos para lograr que el ajuste de plantillas pueda realizarse con seguridad y de forma rápida, lo que exige la supresión de los ERES y una revisión de la definición legal de las causas de los despidos económicos. Estas medidas permitirían corregir la situación actual, en la que el ajuste de plantillas tiende a realizarse fuera de los cauces legales. Pero la reforma debe afrontar también otros problemas, como son los relativos a garantizar el que las indemnizaciones aplicables a los despidos improcedentes cumplan de forma más equitativa su finalidad de reparar el daño producido por la pérdida de empleo y de evitar los despidos arbitrarios.