La seguridad jurídica es el valor imprescindible para la realización de la Justicia. La Ley ha jugado históricamente un papel fundamental para alcanzar ambos valores, pero la proliferación desmedida y desordenada de normas ha creado un laberinto inextricable, donde la Ley ni siquiera puede ser conocida. Es necesario acometer una recodificación que simplifique el sistema normativo y garantice su aplicación, es decir la seguridad jurídica perdida.