La medición del rendimiento es uno de los retos más difíciles a los que se enfrentan las empresas, ya que desempeña un papel clave en aspectos como el desarrollo de planes estratégicos, la evaluación del logro de los objetivos de la empresa o los incentivos a los directivos. No se puede basar dicha medición en aspectos sólo financieros. Las medidas no financieras facilitan la actuación sobre procesos, son útiles en sistemas de fabricación de alta tecnología, facilitan la mejora continua y dejan menos posibilidades para el comportamiento disfuncional.