Julia Kristeva
La figura de Santa Teresa constituye el máximo exponente femenino de la mística católica, siempre menospreciada o sospechosa a ojos de la Iglesia. Sus inciertos orígenes familiares, sus experiencias como fundadora de la Orden de las Carmelitas Descalzas, así como su ambigua relación con la Inquisición y las autoridades religiosas del siglo XVI han fascinado a pensadores y estudiosos a lo largo de la historia. Guiada por una idealización amorosa de Dios Padre, a veces llevada hasta la pasión más violenta, Teresa de Ávila fue una mujer inteligente y sensible, fuera de su tiempo y siempre irónica. Ésa es la imagen que nos dan sus obras, puesto que la escritura representó para ella una vía de análisis y exploración de sí misma y de su unión con Dios.