David O'Sullivan
El comercio no ha sido una de las causas de la crisis pero sí puede contribuir a la recuperación económica. De ahí, la importancia de identificar cuál es el papel que debe tener la política comercial. La estrategia que la política comercial común ha desarrollado durante los últimos cinco años ha sido la apertura de oportunidades comerciales en terceros países a través de diferentes iniciativas e instrumentos, al mismo tiempo que se establecían medidas para aumentar la competitividad interna. Se ha trabajado tanto en el ámbito de la OMC, con un apoyo firme y decidido a la Ronda Doha, como a través de acuerdos bilaterales y regionales. En la actualidad, la crisis financiera nos ha llevado a un descenso sin precedentes de los flujos comerciales, y la política comercial se ve obligada a dar una respuesta clara para mantener los mercados abiertos y el sistema de reglas multilaterales que se ha ido construyendo a lo largo de los años. Es precisamente el sistema de reglas de la OMC el que ha impedido la proliferación de medidas proteccionistas en la época más dura de la actual crisis económica y financiera, y donde el G-20 ha jugado un papel fundamental. De cara al futuro, la globalización, al mismo tiempo que beneficios, también aporta muchos desafíos a los que la política comercial debe poder responder. La conclusión de la Ronda Doha continuará siendo la principal prioridad, al mismo tiempo que se promueven los acuerdos comerciales regionales, la estrategia de acceso a mercados, la atención a los países en desarrollo y los aspectos de política comercial relacionados con el cambio climático.