La liberalización comercial es una realidad imparable en la que el sector agrícola juega un papel esencial y en el que la Unión Europea se erige como un actor clave.
Pero la desaparición de ayudas y aranceles va acompañada de nuevas medidas encubiertas de proteccionismo. Este hecho está obligando a los países a incorporar a los nuevos acuerdos comerciales reglas de juego bien definidas que ofrezcan a los operadores la transparencia y seguridad jurídica necesarias. Calidad e innovación también serán determinantes para seguir siendo competitivos en un mundo globalizado.
Y en este marco general, la Organización Mundial de Comercio ha de liderar y marcar las pautas que permitan seguir creando riqueza a través del comercio.