Frente a la crisis los actores del mercado de trabajo están adoptando estrategias de supervivencia a corto plazo por lo que este artículo se circunscribe a los efectos visibles de las primeras fases de la crisis. Pero esos análisis apuntan tendencias de cambio profundo tales como el desplazamiento (lento) del modelo productivo hacia actividades de alto valor añadido, la transformación hacia un mercado de trabajo más cualificado, la consolidación de la presencia de la mujer en el trabajo, la especialización de la emigraciones en sectores de bajo valor añadido, y la ambigua situación en que se encuentra el actual modelo de pseudo-concertación entre empresarios y sindicatos que ha permitido de momento mantener la conflictividad laboral bajo control.