La introducción de nuevos elementos y herramientas retributivas implica un mayor coste de inversión y de gestión que debe ser controlado. La respuesta en esta etapa, marcada por un cambio de ritmo en el mercado laboral, es la utilización de la retribución variable como intento de control de costes fijos y la vinculación del desempeño del trabajador a su compensación. El centro de atención de la compensación se mueve de una total dependencia de la equidad interna, hacia la importancia de la información de mercado unida a un modelo interno que dé valor añadido. Como resultado, las herramientas de compensación utilizadas han sufrido modificaciones: de modelos basados en un salario base estándar según la evaluación del contenido del puesto, a salario base estándar unido a incentivos según el desempeño individual, hacia niveles salariales personalizados junto con incentivos muy vinculados al desempeño. En este artículo se pone de manifiesto los nuevos patrones de la compensación en relación al nuevo perfil del profesional que el mercado de trabajo está absorbiendo.